jueves, marzo 20, 2025
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La conmovedora historia de Polito, el niño que llegó para nunca irse

Hace más de 30 años, en Coatzacoalcos, Polito, un pequeño niño, llegó al Hogar de Niños “Ejército de Salvación”, en ese entonces lo dirigía un hombre de gran corazón: un abuelo que dedicó su vida a brindar refugio a quienes más lo necesitaban.

Yuliana Martínez Simeon, relató la historia de un niño, traído por el DIF, que no tenía nombre, edad conocida ni familia que preguntara por él. Lo único que se sabía era que había sido retirado de la custodia de una mujer que lo mantenía atado. Su historia, marcada por el abandono y el maltrato, se sumó a muchas otras que encontraron un nuevo comienzo en aquel refugio.

Explicó que su abuelo, entonces director, sin dudarlo, lo recibió. Sin embargo, aquel pequeño no era como los demás. No intentaba escapar, pero tampoco se integraba. Se refugiaba en un rincón, siempre cerca de la puerta, como si esperara que alguien viniera por él.

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El abuelo, con paciencia infinita, se acercaba a él todos los días. Le ofrecía comida, le hablaba, intentaba hacerlo reír. Pero el niño no reaccionaba. Solo después de algunos estudios médicos descubrieron la razón: era sordo.

La conmovedora historia de Polito, el niño que llegó para nunca irse
Polito aún permanece en el Ejército de Salvación.

—¡Por eso no se ríe de mis chistes! —exclamó el director de Ejército de Salvación al enterarse.

Aunque su apariencia era la de un niño de cuatro años, su verdadero cuerpo hablaba de otra historia: tenía alrededor de ocho, pero la desnutrición había frenado su crecimiento.

Con el tiempo, “Polito”, como lo llamaron, comenzó a integrarse. Fue a la playa, celebró Navidades y encontró, en aquel hogar, la familia que nunca tuvo. Pero lo que nunca ocurrió fue la visita de alguien que preguntara por él.

“A lo largo de tres décadas, muchas personas han pasado por la casa hogar, pero Polito, dijo, siempre ha permanecido allí. Si alguien se acerca hoy, lo verá en la puerta, observando en silencio, esperando quizás una visita que nunca llegará”, dijo.

Reiteró que no es agresivo; por el contrario, todos lo aprecian. Su mirada cuenta, sin palabras, la historia del niño que llegó para quedarse.

“Hoy, a más de 30 años de su llegada, Polito sigue en su hogar. Y aunque el abuelo que lo acogió ya no está, su legado vive en cada persona que conoce su historia”, abundó.

Pidió a la gente de Coatzacoalcos y deseas ayudar con ropa, zapatos o medicinas para Polito, puedes acercarte al Hogar de Niños.

“Porque aunque la vida le negó una familia, él encontró en este lugar su verdadera casa”, finalizó.

Enrique Burgos / Cocktelera

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