Todo el mundo tiene una preferencia por cómo tomar café. Con leche y azúcar o negro natural. Helado o caliente. Al despertarse o al llegar a la oficina.
Hablando de esa primera taza, ¿importa el momento en que bebes tu café por la mañana?
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“Beber café tiene muchos beneficios”, afirma Knubian Gatlin, nutrióloga del Hospital Houston Methodist. “El contenido de cafeína puede ayudar a aumentar los niveles de energía, el estado de alerta, mejorar la función cognitiva y mejorar el rendimiento durante la actividad física. Además, uno de los subproductos de la cafeína, la paraxantina, desempeña un papel en el metabolismo de las grasas”.
La investigación también sugiere que tomar café está relacionado con un menor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, posiblemente debido a sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias. Otros estudios muestran que puede ayudar a proteger el hígado al retrasar el crecimiento del tejido cicatricial que puede conducir a la fibrosis.
La capacidad del café para despertarnos es comúnmente por lo que dependemos tanto de este. Pero, ¿podría haber un “mejor momento” para aprovechar mejor su ingrediente activo, la cafeína?
¿Cómo afecta la cafeína al cuerpo?
Comencemos definiendo algunos términos: adenosina y receptores de adenosina.
“La adenosina es una molécula que desempeña un papel en la supresión de la energía y la excitación, lo que nos hace naturalmente somnolientos”, explica la experta en nutrición.
Lo hace uniéndose a los receptores de adenosina, que se encuentran en todo el cuerpo. Los niveles de adenosina son más bajos al despertarse, pero se acumulan a lo largo del día. A medida que más adenosina se adhiere a sus receptores, la interacción promueve una cascada de efectos promotores del sueño.
“La cafeína bloquea estos receptores de adenosina, lo que significa que la adenosina ya no puede adherirse y provocar la somnolencia”, apunta la nutrióloga Gatlin. “Además, su mezcla de efectos vasoconstrictores y vasodilatadores afectan la forma en que se transportan los nutrimentos a través de nuestro cuerpo, lo que promueve la producción de energía”.
De esta manera, la cafeína en el café te mantiene despierto y alerta, y ayuda a sentirnos mejor en todo, desde el rendimiento cognitivo hasta el físico. Pero eso no es todo lo que hace. Los otros efectos de la cafeína pueden actuar en contra de la sensación de energía.
“El café es un supresor del apetito, lo que significa que puede afectar la ingesta adecuada de alimentos y por tanto, de energía”, agrega la experta. “La cafeína contenida en el café también puede actuar como diurético, lo que puede conducir a la pérdida de agua a través de la micción. Si nos deshidratamos, incluso una deshidratación leve, puede afectar nuestros niveles de energía”.
Por último, la cafeína afecta también los niveles de cortisol, una hormona que desempeña muchas funciones importantes en el cuerpo.
La conexión entre la cafeína y el cortisol
Entre los muchos efectos del cortisol está el papel que desempeña en la liberación de glucosa, la principal fuente de energía del cuerpo. Los niveles de cortisol alcanzan su punto máximo de forma natural justo después de despertarse, y la gran cantidad de glucosa resultante que se vierte al torrente sanguíneo, se utiliza para crear la energía que necesitas para ponerte en marcha por la mañana.
“Como la cafeína aumenta los niveles de cortisol, esto puede ayudarnos a despertarnos, pero tiene sentido que, con el tiempo, tu cuerpo eventualmente se adapte a producir menos cortisol por sí solo si bebes una taza de café a primera hora de la mañana”.
Esto puede afectar tu sentido de vigilia, lo que hace que sea más difícil sentir energía al comienzo del día, especialmente en uno de esos días en los que no puedes tomar café de inmediato.
¿Hay un mejor momento para tomar café?
Dada la forma en que nuestro cuerpo se despierta naturalmente y los diversos aspectos, tanto positivos como negativos, en que la cafeína del café puede incidir en nuestro cuerpo, la nutrióloga Gatlin no sugiere directamente tomar café por la mañana.
“Aunque nos ayuda a despertarnos, a menudo recomiendo esperar para tomar tu primera taza de café una o dos horas después de despertarte. Esto permite que tu cuerpo use sus propios recursos para obtener energía primero. En cambio, recomiendo comenzar el día con un vaso grande de agua y un desayuno equilibrados. Esto ayuda a rehidratar tú cuerpo y establecer un buen uso de energía durante el resto del día. También puede ayudar a prevenir las molestias de acidez que a veces se producen al beber café con el estómago vacío”, recomienda la nutrióloga del Hospital Houston Methodist.
“La cafeína tiende a aumentar el ácido estomacal y la producción de bilis, lo que puede exacerbar los síntomas del reflujo ácido“, agrega la nutrióloga Gatlin.
Un aspecto que no hay que dejar de lado, es que la cafeína aumenta la motilidad del colon, por lo que un viaje al baño a menudo sigue poco después de esa primera taza de café. Este podría ser un factor logístico para tener muy en cuenta a la hora de programar tu primera taza.
“Por último, ten cuidado con beber café después de las 3 P.M., ya que esto puede afectar potencialmente tu ciclo de sueño y dificultar un sueño reparador”, agrega la experta en nutrición. “Los patrones de sueño distorsionados afectan los niveles de energía al día siguiente”.
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